La seguridad ciudadana sigue siendo la asignatura pendiente en países de Centroamérica

Autora: Isabel
Fecha de publicación: 20 de noviembre de 2018

Seguridad

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Centroamérica es una región que, por desgracia, ha vivido siempre en una situación de desarraigo económico constante, algo que poco a poco está empezando a cambiar en estos últimos años gracias a los esfuerzos gubernamentales por fomentar los negocios, el turismo y la llegada de dinero a cada país, y sobre todo, controlar la violencia y la mala imagen que dan de ellos en muchas ocasiones las bandas criminales, ya sea por el tráfico de drogas, por secuestros o por cualquier otro delito.

Aún así, la seguridad ciudadana sigue siendo la asignatura pendiente en una región que está muy por encima del resto de los países del continente americano en cuanto a delitos de sangre o violencia en las calles. Aunque la situación económica mejora cada vez más, sigue habiendo mucha gente pobre viviendo en guetos o incluso en la calle, que no tienen nada que perder y que se lanzan a la vida delictiva para poder salir adelante. Es ahí donde se tiene que trabajar, para evitar todo eso.

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La delincuencia como principal problema de muchos países de la región

La delincuencia común, la de todos los días, está muy presente en las calles de toda la región, desde las ciudades más grandes hasta los pueblos más pequeños. Y es que en un lugar donde la policía no puede o no quiere llegar, la ley del más fuerte impera, y se crean bandas criminales que controlan barrios y municipios enteros. Basadas sobre todo en la intimidación y en la violencia para conseguir sus fines, estas bandas se han convertido en uno de los más graves problemas para estos gobiernos. También existen los criminales “solitarios” aunque son los menos. El problema es que todo eso no solo afecta a los ciudadanos que viven allí, sino también a los que llegan para unos días, ahuyentando el posible turismo de la zona.

¿Existe una relación entre la desigualdad y la seguridad?

La relación parece más que evidente, no solo en Centroamérica, sino en cualquier lugar del mundo. En aquellas grandes ciudades donde viven millones de personas, hay barrios relativamente seguros en el centro, pero conforme salimos a las afueras nos encontramos con los suburbios donde la gente con menos poder adquisitivo tiene su hogar. En barrios deprimidos como estos es donde surge la delincuencia organizada primero en pequeñas bandas, que se van haciendo con el control de zonas cada vez más importantes según cogen confianza. Se ha demostrado que paliando esto a través de políticas de igualdad social y económica, el ratio de delincuencia baja notablemente.

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El Salvador, Guatemala y Honduras, los países donde se aprecia el mayor deterioro

Estos tres países conforman el centro neurálgico del problema de la delincuencia en Centroamérica, siendo una de las zonas más violentas del mundo. Y es que en todos ellos se han registrado en 2016, último año del que se tienen datos, más de 25 homicidios por cada 100.000 habitantes, siendo el caso de El Salvador el más flagrante, cuadruplicando casi esa cifra. Y hablamos de los crímenes más importantes, porque la delincuencia rutinaria, la de los robos en comercios o en la propia calle, también está a la orden del día. Son países en los que la desigualdad es bastante importante y muchos jóvenes no encuentran otra salida más que dejarse llevar por el camino delictivo, desbordando incluso muchas cárceles de estos países.

Aumento de las fuerzas especiales y la política de mano dura como posible solución

Hay mucha polémica sobre la forma de solucionar estos problemas, porque lo cierto es que se llevan produciendo desde hace años y por lo que se ve, poco se ha podido solucionar hasta ahora. En lo que sí suelen ponerse de acuerdo los expertos es en apuntar a una mayor presencia de fuerzas de seguridad, ya sean normales o especiales. Algunos incluso han ido más allá, pidiendo que el ejército patrulle las calles en los momentos de mayor violencia. La mano dura es la otra gran solución, según algunos. Condenas graves y sin posibilidad de reinserción en la mayoría de casos. La raíz del problema tal vez esté en otro punto de vista, el de tratar de conseguir mayor igualdad económica y social para que este tipo de cosas no pasen, pero esa alternativa no se concibe como tan buena por la mayoría.

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