Costa Rica es una de esas naciones centroamericanas que están logrando despuntar en los últimos años como destino turístico para muchísimos visitantes. Y es que este país es pequeño en tamaño, pero ofrece muchísima variedad de destinos para todos los gustos, y eso es algo que fascina a los que vienen de fuera. En Costa Rica tienen playas perfectas para hacer surf o relajarse, que no tienen nada que envidiar a las de México o el Caribe norte. También zonas de naturaleza selvática, donde uno puede sentirse en medio de una auténtica aventura. De la misma forma, Costa Rica ofrece muchísima cultura, gastronomía y todo lo que cualquier turista podría desear para vivir una experiencia inolvidable. Incluyendo sexo con algunas de las mujeres más sensuales y morbosas de toda Latinoamérica, ya que las costarricenses tienen muy buena fama de amantes insaciables. La prostitución es legal en Costa Rica, como lo es en otros muchos países de la región.
Sin embargo, la diferencia aquí radica en las infraestructuras que la nación tica ofrece a todos aquellos visitantes que llegan para disfrutar de su entorno. Es un país seguro, avanzado, con ciudades que van desde lo más moderno de San José a la preciosa esencia de los pueblos marineros en la costa. Lugares perfectos para que los turistas, sobre todo europeos y norteamericanos, se dejen llevar y disfruten desconectando de todo lo demás. La vida en Costa Rica se disfruta de una manera muy diferente, totalmente distinta a la que se vive en los países más “avanzados”. Tanto es así que muchos de los visitantes que llegan de vacaciones terminan quedándose a vivir ahí, porque este país les ofrece todo lo que necesitan. En su intento por controlar mucho mejor los servicios sexuales que se llevan a cabo en sus ciudades, el gobierno de Costa Rica decidió legalizar la prostitución hace unos años. Lo hicieron a través de un sistema muy similar al que se utiliza en Centroeuropa, dotando de derechos laborales a las prostitutas y creando un censo para mantener su control. De hecho, existe incluso un barrio del sexo en la capital, llamado Gringo Gulch.
San José, un destino sexual
La capital de Costa Rica es San José, una gran urbe situada en el centro del país, con cerca de medio millón de habitantes. Es, con diferencia, la ciudad más poblada de la nación, y también un destino habitual de los turistas, sobre todo antes de marcharse a la costa en uno u otro océano. Costa Rica es uno de los pocos países que pueden presumir de tener playas en ambos lados, tanto en el Atlántico como en el Pacífico, y esto también la convierte en destino ideal para los que disfrutan del surf y la arena.
La capital es la ciudad donde podemos encontrar de todo, y también se ha convertido en el principal destino sexual, por la gran cantidad de amantes profesionales que trabajan aquí. De hecho, están repartidas por toda la ciudad, pero hay un barrio en concreto que las aglutina especialmente: Gringo Gulch.
Turistas extranjeros y prostitutas locales
La mayor parte del turismo que recibe San José, y por tanto, también el barrio de Gringo Gulch, es de procedencia norteamericana. La cercanía de Estados Unidos con Costa Rica, a apenas unas horas de vuelo desde casi cualquier ciudad, hacer que los yankees vean este país como un destino especialmente atrayente. Algo más lejos que México, pero con aparente mayor libertad, especialmente si hablamos del sexo de pago. Los turistas norteamericanos presumen de poderío económico gracias a que su moneda está muy por encima de la local, así que pueden gastar mucho dinero. Esto atrae un gran negocio al barrio de Gringo Gulch, que ya se ha convertido en toda una referencia para los que buscan amantes profesionales. Desde que se aprobara hace unos años la enmienda que legalizaba y regulaba el trabajo sexual, el turismo no ha parado de crecer.
Muchos, de hecho, han acusado al gobierno de provocar adrede que Gringo Gulch se convierta en un destino ideal para los que buscan prostitutas locales. Las chicas, que suelen ser tanto jóvenes como mujeres maduras, ya venían trabajando en este negocio anteriormente. Muchas siguen sin aparecer en los censos porque prefieren mantenerse alejadas de esa regulación. Otras han acogido de buen grado el hecho de tener más derechos laborales, y poder someterse a pruebas médicas cada 15 días. En San José, una capital donde el salario apenas llega para pagar un humilde departamento, la necesidad provoca que muchas mujeres terminen convertidas en amantes profesionales. En este barrio, además, encontramos salones de masajes e incluso prostíbulos encubiertos, ya que la explotación de terceros sí que es delito.
Cómo afecta a la economía
La regulación de la prostitución en Costa Rica ha derivado, de manera colateral, en un aumento de un tipo de turista muy concreto. Varón blanco, norteamericano habitualmente, que llega al país para pasar unos días de fiesta y diversión, pagando lo que haga falta por disfrutar de la experiencia. El turismo se ha convertido en el eje vertebrador del crecimiento en Costa Rica, y cualquier cosa que aporte la llegada de más visitantes siempre es bienvenida. Con la prostitución, sin embargo, sigue habiendo un gran tabú, al ser considerado como un trabajo deshonroso. Los esfuerzos del Gobierno por lavar la imagen de estas mujeres chocan con la propia idiosincrasia de la población tica, que las sigue marginando.
Sin embargo, la llegada de estos turistas ha hecho que el barrio de Gringo Gulch, así como el resto de la capital de San José, prosperen de manera más que evidente. Los comerciantes locales no van a reconocer su satisfacción por la llegada de tantos turistas con este fin, pero aprovechan su venida para llenar sus restaurantes y hoteles. De hecho, la mayoría de turistas se hospedan en alojamientos más allá de Gringo Gulch, donde suelen llevar a las chicas, en muchas ocasiones. Esto hace que toda la ciudad se llene de norteamericanos ávidos de vivir grandes experiencias con estas prostitutas locales, que son ya un activo importante para San José.
La situación de la prostitución en Costa Rica
El Gobierno de Costa Rico lanzó una gran campaña a favor de la legalización de la prostitución hace unos años. Se basaba en la realidad patente en el país, en la que muchas jóvenes realizaban ya este trabajo, sin obtener por ello derechos. Con el fin de proteger a dichas trabajadoras y de controlar también la expansión y propagación de las ETS, el gobierno tico decidió regularizar esta situación.
De esta manera se consiguieron unas mejores condiciones de trabajo para estas chicas, sobre todo por libre, ya que la explotación por parte de terceros sigue siendo ilegal. El reto del Gobierno actual es luchar contra las redes de trata, que siguen existiendo, y contra la prostitución de menores, que por desgracia también se da en la capital. De hecho, muchas organizaciones han señalado que en Gringo Gulch los turistas tienen muy fácil contratar los servicios de una menor de edad, una situación que debe frenarse cuanto antes.
