La región de Centroamérica siempre ha sido algo difusa de definir, puesto que hay países que usualmente se incluyen en ella, pero en otras ocasiones quedan fuera. El ejemplo más claro lo tenemos en México, una nación que para muchos sigue siendo Norteamérica, pero que para otros está más emparentada, en todos los sentidos, con sus vecinos del sur, perteneciendo a Centroamérica de manera clara. También los países del Caribe están en ese confuso espacio entre regiones. Desde esta página siempre hemos tratado a todas las naciones de la zona centroamericana, en las que se hable español, como parte de Centroamérica, por pura lógica. Eso incluye a Cuba, República Dominicana y México, e incluso a Puerto Rico, aunque técnicamente pertenezca a Estados Unidos. Con Panamá como frontera sur, donde comienza ya Sudamérica, esta región se define por la eterna búsqueda de un futuro mejor y los problemas tradicionales de estas naciones: paro, corrupción, delincuencia en las calles, pero un gran potencial para crecer.
Lo cierto es que muchas de estas naciones están empezando a levantar el vuelo, gracias al turismo y a la industrialización de ciertos sectores clave. Costa Rica, por ejemplo, se está convirtiendo en todo un referente para la zona. México, siendo un país tan enorme y con tanta población, ofrece una imagen mucho más heterogénea, según la región que visitemos. La situación en Honduras y El Salvador es algo más compleja, sobre todo por las personas que dirigen la nación. Sea como fuere, la emigración sigue siendo muy importante en estos países, marchándose sus habitantes a otros lugares donde desean encontrar mejores oportunidades. La situación en Estados Unidos en los últimos años ha obligado a muchos centroamericanos a virar su mirada hacia otro tipo de países, señalando España como uno de los destinos favoritos. Un país europeo relativamente próspero, donde no es tan complicado encontrar trabajo, con leyes migratorias más laxas y sobre todo, con un idioma común que facilita muchísimo la adaptación de las personas que llegan. Son muchas las mujeres centroamericanas que han decidido rehacer su vida en España, aunque en muchos casos, la situación que les espera no es precisamente la que soñaban.
Muchas mujeres buscan una vida mejor
¿Hay mucha diferencia entre la migración femenina y la masculina desde Centroamérica? En muchos casos, los hombres sí que cuentan con trabajos en estos países, aunque sean mal pagados y muy duros. El problema es para las mujeres, que tradicionalmente no han tenido un acceso tan sencillo al mercado laboral, y deben subsistir como pueden. Muchas deciden marcharse a España cuando se divorcian, o cuando sus maridos quedan en paro, para buscar una solución de emergencia a la economía familiar.
En España suele haber trabajo para estas mujeres en sectores muy concretos, e incluso pueden llegar a ganar más dinero que los propios hombres si estos emigrasen. Dependerá también del puesto y de la preparación que se tenga. El perfil habitual de la centroamericana que emigra a España es el de una mujer rondando los 30 o 35 años, que cuenta con familia en su país, y que busca mejores oportunidades laborales.
Limpieza, cuidado de mayores, hostelería…
Como viene siendo habitual entre los migrantes, las mujeres centroamericanas optan, al menos al principio, a trabajos de poca preparación y no tan bien remunerados. Es común que se encarguen, por ejemplo, del cuidado de personas mayores. De hecho, en muchos casos estás mujeres aprovechan estos puestos para vivir de internas en las casas donde cuidan a estas personas, acompañándolas cuando sus familiares no pueden hacerlo. Esto les permite no solo ganar dinero, sino también evitar gastarlo en un alquiler, facturas, comida… También hay muchas mujeres centroamericanas realizando tareas de limpieza tanto en hogares privados como en establecimientos públicos. Son trabajos para los que no se necesita mucha preparación, y estas mujeres están más que satisfechas de poder pasar horas ganando una cantidad que para las locales puede ser ínfima.
Otro de los sectores donde más abundan las chicas centroamericanas es la hostelería. De hecho, cada vez son más los locales de copas o restaurantes que apuestan por estas chicas para su negocio, tanto de cara al público como en cocina. Las centroamericanas son buenas camareras, simpáticas y con mucha capacidad de esfuerzo y trabajo. También son grandes cocineras y se esmeran en el trato al cliente. Cada vez son más los locales de temática mexicana o centroamericana que se abren en España, donde la pasión por la comida de esta región está en auge. Es por eso que estas chicas suelen ser contratadas en este tipo de bares para recomendar con conocimiento el tipo de comida favorita para cada cliente, realizando una gran labor.
La prostitución como alternativa
En otros muchos casos, las mujeres que llegan a España desde Centroamérica se encuentran con una situación compleja a la hora de encontrar trabajo. Al haber aumentado la migración tanto desde América como desde otros países como Marruecos o Rumanía, hoy por hoy hay una gran oferta de chicas jóvenes para puestos no cualificados. Esto provoca que en determinadas ciudades no sea tan sencillo encontrar un puesto de trabajo. Es ahí, con la chica gastando dinero en alquileres y comida, sin poder ganar demasiado, cuando la alternativa de la prostitución se presenta como algo factible. En muchas ocasiones, un clavo ardiendo ante una situación que puede llegar a ser muy complicada.
Son cada vez las chicas hondureñas, mexicanas o guatemaltecas que se dedican a los servicios sexuales en España. Si bien la cantidad no llega a ser tan grande como la de las colombianas o venezolanas, es estimable el gran número de mujeres que terminan dedicándose a estos servicios. Las menos vienen ya con la idea de ser escorts de lujo en la cabeza, incluso a veces con contratos con ciertas agencias que les encuentran clientes. En otros casos, las chicas son engañadas con falsas expectativas laborales que, al llegar a España, no se cumplen. Para pagar la deuda generada por el viaje deben realizar este tipo de servicios, a veces incluso contra su voluntad, lo que incurre en un flagrante delito de extorsión sexual.
¿Vale la pena marcharse a España?
Muchas chicas tienen que enfrentarse a esta tesitura en algún momento de sus vidas. Las mexicanas, por ejemplo, suelen viajar con más conocimiento a España, y encuentran trabajos mejor remunerados, siempre con el condicionante de tener una mejor preparación. Para el resto suele ser algo mucho más de necesidad, una oportunidad para ganar más dinero para sus familias en sus países de origen.
España es un mercado amplio que ha acogido a millones de inmigrantes, pero es cierto que, en cierto punto, su mercado laboral ya no necesita tanta mano de obra. Los locales ya están dispuestos a realizar los trabajos que antes solo hacían los que venían de fuera, y ocurre en una buena parte de los sectores que se ha dejado de contratar tanto. Habrá que evaluar si vale la pena arriesgarse o no, sobre todo si la posibilidad de caer en manos de una red de prostitución está latente.