El ciclo artúrico es, sin lugar a dudas, una de las historias legendarias y mitológicas más importantes que se conocen en el mundo occidental. Si bien desarrolla elementos mágicos y sobrenaturales, muchos son los que todavía discuten la verdadera existencia del reino de Camelot, la isla de Avalon y la propia figura del rey Arturo, convertido en un legendario monarca capaz de defender su territorio antaño. Evidentemente, estos mitos estarán basados en algún antiguo gobernante de Gran Bretaña, pero es muy probable que jamás existieran un Rey Arturo como tal. Sin embargo, su figura se ha convertido en un auténtico símbolo en las islas, siendo considerado como uno de los más importantes y legendarios mitos nacidos en aquellas islas británicas, ya que su influencia ha llegado mucho más lejos de aquellos territorios.
Se han escrito sagas enteras, libros de fantasía, ensayos históricos y todo tipo de aventuras sobre la historia del Rey Arturo. Las adaptaciones han llegado también al cine, la televisión y los videojuegos, convirtiéndose en una de las sagas más populares de todos los tiempos, y además, también una de las más antiguas, ya que hay que bucear en plena Edad Media para encontrar el origen de los cuentos que marcan el inicio de ese ciclo artúrico tal y como lo conocemos actualmente. La figura de este monarca se ha mantenido siempre con unas mismas características a lo largo de todos estos siglos, pero es cierto que cada adaptación intenta aproximarlo a una visión de nuestra propia actualidad, lo que a veces no le sienta nada bien al personaje. Héroe mitológico, basado tal vez en algún monarca británico, rodeado de magia, enemigos y caballeros leales, el Rey Arturo sigue siendo una figura que provoca mucha fascinación hoy en día, y nosotros vamos a analizar el porqué.
Los mitos del Rey Arturo
Se conocen como mitos artúricos o Materia Británica al conjunto de textos escritos durante la Edad Media en los que se recogen la historia mítica y legendaria de las islas británicas, con el Rey Arturo y sus caballeros como protagonistas en buena parte de estos textos. Los mitos artúricos se desarrollaron a través de numerosos cuentos, escritos y leyendas que luego han sido recogidas en volúmenes conjuntos, y que representan una unidad relativamente cerrada. Mezclaban historias de tradición celta y sajona para contar el origen de las islas británicas y su folklore y bagaje previo, de una manera parecida a como lo habían hecho anteriormente romanos o griegos, buscando esa base mitológica que no tenía por qué ser cien por cien histórica.
La figura del Rey Arturo se torna como primordial dentro de esa cronología legendaria, al convertirse en el mayor héroe de las islas en su momento. Hijo del rey Uther Pendragon, Arturo se crió alejado de su vida noble, a cargo del mago Merlín, quien luego le encomendó al caballero Sir Héctor. Fue él quien llevó a Arturo hasta Excalibur, la espada que concedería el poder y el reinado de las islas a quien pudiera sacarla de su roca. Como todos sabemos, Arturo logro sacarla sin mucha dificultad, convirtiéndose así en legítimo rey, algo que no sentó demasiado bien a otros señores del reino, contra los que hubo de batallar. Para ello, Arturo ya como Rey se hizo con un ejército de caballeros leales, que formaban los Caballeros de la Mesa Redonda.
¿Cuál es la verdadera historia?
Es complicado discernir algo de realidad en toda esta historia, ya que está llena de fenómenos sobrenaturales, brujas, hechiceros y espadas mágicas que, desde nuestro punto de vista actual no son más que alegorías y añadidos fantasiosos a la historia de Arturo. En realidad, los expertos están casi seguros de que no hubo ningún monarca llamado Arturo en Gran Bretaña, y que ni siquiera el linaje de los Pendragon ha existido alguna vez. Esto nos lleva a pensar que, con casi toda probabilidad, el Rey Arturo sea sencillamente un personaje ficticio, pero basado en diferentes monarcas o nobles de los siglos V al X, épocas en las que se empiezan a escribir y reunir sus cuentos y mitos.
Muchos expertos ubican, de hecho, a Arturo como una especie de héroe celta o protosajón que consiguió vencer a las hordas romanas y expulsar al ejército de las islas en el siglo V. Se apuntan los nombres de Artorio y Riotamo, un gran guerrero que llevó a cabo gestas no solo en las islas, sino también en territorio continental, sobre todo en Francia. Las leyendas del ciclo artúrico se pueden rastrear hasta mucho antes de la aparición de estos personajes, lo que da que pensar en torno a que fueron adoptadas posteriormente por los primeros escritores de los mitos, para añadirlas a su epopeya y darle seguramente un halo mucho más fantástico y legendario.
¿Quién era Morgana en la historia del rey Arturo?
Morgana o Morgause era la hermanastra de Arturo, hija también de Igraine, y celosa de su hermano, según nos cuentan algunas crónicas, ya que se quedó con el reino que ella consideraba que le pertenecía. Morgana vivía en las Islas Orcadas, situadas muy al norte del Reino Unido, y desde allí visitó a su medio hermano llevando consigo a su hijo Gawain, quien se convertiría a la postre en uno de los máximos aliados de Arturo. Sin embargo, en su estancia en Camelot, Morgana dio a luz a un nuevo hijo llamado Mordred, que en algunas crónicas aparece como hijo del propio Arturo, fruto de una relación incestuosa. Mordred sería a la postre su mayor rival, ya que conspiró contra él y le hirió de muerte en el campo de batalla.
La espada Excalibur
Según las crónicas más populares, Excalibur era una espada mágica que concedía a todo aquel que la poseyera el poder para reinar Gran Bretaña. Sin embargo, algunas crónicas se diferencian en la forma en la que Arturo consiguió esta espada, convirtiéndose así en Rey por legítimo derecho. La versión más famosa habla de la espada clavada en la piedra, y que solo un caballero digno podría sacarla. La otra versión cuenta que Arturo viajó hacia un lago especial donde la propia Dama del Lago le entregó la espada, sabiendo de su valor. Lo que sí parece seguro es que al final de sus días, tras morir en la batalla contra Mordred, Arturo pidió que la espada fuera de nuevo enviada a las aguas del lago y guardada por la Dama, a espera de que alguien digno volviera a requerirla.
