Dejar un trabajo por otro, una decisión cargada de inseguridades

Autora: Isabel
Fecha de publicación: 29 de octubre de 2019

Empleo

Isabel

¿Vives para trabajar o trabajad para vivir? Aquel eslogan de un famoso anuncio de hace unos años se les quedó marcado a muchos en la mente, que hasta ese momento tal vez ni se habían planteado lo que suponía trabajar para vivir, y simplemente trabajaban en lo que podían, para disponer de un poco de tiempo libre en el que descansar, con la vista puesta seguramente en el siguiente turno de trabajo. Es una realidad que todavía se repite hoy en día, con la generación mejor formada de la historia del país, que ha tenido que vérselas con un mercado laboral absolutamente terrorífico en el que encontrar un buen empleo no es ni mucho menos sencillo, incluso cuando cuentes con la formación, las ganas y la experiencia necesarias.

Pero pongamos que tienes ya un trabajo relativamente bueno, con un sueldo estable, que te da para vivir en condiciones. Llevas ya un tiempo en la misma empresa, pero sientes que hay algo que no te acaba de llenar en ese trabajo. No es, desde luego, el que habías soñado. La rutina cada vez te pesa más y cada día parece más complicado levantarse de la cama para acudir al trabajo, porque no te ilusiona, no te llama. ¿Estás pensando en buscar otra alternativa que te permita disfrutar más de esa tarea? ¿Tal vez has llamado la atención de algún reclutador de otra empresa, que está empezando a tantearte? Puede que te enfrentes a la difícil situación de dejar tu trabajo estable por otro que puede salir bien o mal, y eso, como es obvio, genera inseguridades.

Cómo hablarlo con tu jefe actual

Uno de los primeros miedos que se te vienen a la cabeza es tener que solventar la situación en tu actual empresa, con tu jefe, ese que te acogió en un primer momento y que puede que incluso te enseñara mucho de lo que sabes hoy por hoy. Si el jefe no es tan bueno, tal vez sea más sencillo encararle para decirle que te marchas, pero entonces es el miedo a su posible reacción lo que te aturde. Sea como fuere, este tipo de cosas es importante hablarlas desde el primer momento, para que no haya malentendidos. Tanto tú como tú jefe y la propia empresa os merecéis ir con la verdad por delante, al menos cuando ya tengas tomada la decisión. Y si es lo que quieres, nada de lo que él te diga debería hacerte cambiar de opinión porque al fin y al cabo, es tú decisión.

Puedes pedir una excedencia

Otra de las opciones que tienes es la de “guardar la ropa”, asegurando tu puesto a través de la petición de una excedencia, que es un permiso que otorgan determinadas empresas a sus trabajadores indefinidos, para que puedan tomarse un tiempo fuera de la misma y luego volver a pedir su puesto, si así lo estiman oportuno. Eso sí, esta excedencia puede no ser compatible con el hecho de encontrar un nuevo trabajo, al menos en el mismo sector del que venimos, porque tampoco es cuestión de poder irnos a la competencia con la seguridad de que, si la cosa sale mal, podremos regresar a nuestro puesto como si nada hubiera pasado. Es mejor informarse antes de todo lo que supondría este proceso, para contar con ello cuando llegase el momento.

Avisa con antelación y ayuda a formar al que ocupe tu puesto

Si tienes claro que te vas a  marchar de la empresa, ya sea a otra o simplemente a buscar otras oportunidades vitales, debes avisarlo con tiempo suficiente para que a la gente de recursos humanos le de tiempo de encontrar a tu sustituto. De hecho, lo mejor sería que estuviera trabajando contigo durante unas semanas, para que pudieras enseñarle a manejarse en tu puesto de trabajo. La antelación también es importante para que la relación con la empresa termine en buenos términos. De hecho, en muchas ocasiones, debemos avisar al menos con un mes de antelación de nuestra marcha, permitiendo así que la empresa tenga capacidad de reacción para no verse sobrepasada por no poder contar con alguien en nuestro puesto.

Haz bien tu trabajo aunque te quede poco en la empresa

Antes de nada, debemos ser profesionales porque para eso se nos paga y se supone que es también nuestra forma de trabajar de la mejor manera posible. Y un profesional jamás dejaría de trabajar bien solo porque le queda poco tiempo en la empresa. De hecho, ese comportamiento puede no traernos nada bueno si la empresa a la que nos vamos se entera, porque pensará precisamente que no somos demasiado buenos profesionales, y que solo queremos trabajar para conseguir dinero y seguir escalando. La ambición es importante, pero la responsabilidad está por encima de todo lo demás, y hemos de demostrar lo profesionales que somos desde el primer día de trabajo hasta el último, para que nuestra forma de hacer nuestra tarea jamás se nos ponga en entredicho.

¿Y si el nuevo empleo no es lo que esperabas?

Es el miedo más atenazante que muchos tienen a la hora de buscar un buen trabajo. ¿Y si el nuevo puesto va a ser peor que éste donde estoy? ¿Y si me estoy equivocando al cambiar de empleo y me voy a arrepentir de la decisión? Es un miedo natural, por supuesto, pero que tampoco debe coartarnos, porque si hemos decidido marcharnos de la empresa en busca de mejores oportunidades seguramente lo  habremos hecho después de pensarlo mucho y entender que hay un futuro más halagüeño que el que nos espera en nuestro puesto. Puede que estemos a gusto en él, pero necesitamos seguir aprendiendo, llegando más lejos, incluso enfrentándonos a nuevos retos, que al fin y al cabo es lo que supone un cambio de empleo. El miedo está ahí, pero no debes dejar que te domine.

Comments are closed.